
Con las semanas a tope y desbordadas, hay una trampa en la que caemos creyendo que es una ayuda para nuestra productividad: USAR EL FIN DE SEMANA COMO PRÓRROGA.
Es el claro ejemplo de una MALA PLANIFICACIÓN y si lo cuento con tanta crudeza es que sí, YO LO HE HECHO. Hasta hace nada, y aún sabiendo que no es la solución sino todo lo contrario… me va a provocar más estrés y una falsa idea de que tengo la agenda controlada.
La dinámica que nos lleva a esto es sencilla: en la semana hay tareas que no alcanzas a hacer, así que te creas una especie de “baúl” de todo lo pendiente de lo que te ocuparás “CUANDO TENGAS TIEMPO” o cuando la vorágine de lunes a viernes termine.
Sin embargo, esto no es así, pero te engañas. El fin de semana te encuentras con que realmente necesitas descansar, o tal vez ocuparte de otras cosas. No encuentras este supuesto oasis de productividad que solo existe en tu mente, y logras caer en una de las mayores fuentes de estrés e instatisfacción: ESTAR EN UN LUGAR CREYENDO QUE DEBES ESTAR EN OTRO. O lo que es lo mismo: evitar la PRESENCIA, el momento de estar solo con lo que tienes entre manos.
AUTOENGAÑO
Hablo de esta tendencia como una trampa porque realmente lo es. Es, para empezar, un AUTOENGAÑO, y del autoengaño debemos huir como de la peste si queremos tomar las riendas de nuestro bienestar.
Supone un autoengaño sobre nuestra carga de tareas, dado que NO QUEREMOS SEGUIR CONSTRUYENDO LISTAS INTERMINABLES de cosas, como si el tiempo fuese una fuente ilimitada. El tiempo es limitado. Las horas del día y de la semana también. Si algo programado para hacerlo de lunes a viernes no está hecho, es que hay una mala planificación. Salvo excepciones o situaciones ineludibles (no hablamos aquí de esto, estamos hablando de tomar decisiones y tener margen de acción), si esta dinámica es la habitual TOCA ELIMINAR COSAS DE LA LISTA. Y esto cuesta mucho. Muchísimo. Mucho menos que seguir viviendo con la falsa creencia de que PODEMOS CON TODO. Incluso con las 24 horas del día.
El fin de semana, o el periodo que sea (según tu organización) destinado a parar de trabajar y recuperarte, juega un papel esencial en la higiene y cuidado de tu mente. El descanso es clave para la recuperación, la regeneración y el mantenimiento del sistema.
ESTAR PRESENTE ES VITAL PARA CUMPLIR OBJETIVOS
Desde un punto de vista emocional, estar presente es básico. Habitar el tiempo que ocupas es la clave para aprovechar el tiempo. Quien vive en el pasado o en el futuro, no lo aprovecha, lo exprime (tal vez) pero no es más eficaz ni es la clave de la productividad, puesto que hace boicot a su sistema y por mucho que huela a una situación exitosa, os aseguro que no lo es. Mantener un estado de estrés crónico no podrá ir vinculado a lograr objetivos en los que el bienestar tenga un papel importante.
Yo he sido víctima, como tú, de esta tendencia a creerme que el fin de semana solucionará mi semana inviable. Lo he visto como solución, como recurso irrenunciable, como ayuda, como la clave de poder con todo al siguiente lunes… Y he tardado tiempo en darme cuenta de que NO ES ASÍ. Y, sobre todo, que NO QUIERO QUE SEA ASÍ.
PASITOS HACIA EL CAMBIO
Cambiarlo de un día a otro no es fácil. Pongamos el foco en el proceso porque así trabajaremos “estando de nuestro lado”, y no seremos nuestro peor juez o nuestro enemigo.
El paso a paso para darle la vuelta a esta tendencia, como a todas las demás, pasa por IDENTIFICAR qué ocurre y QUÉ CREENCIAS le dan forma; visualizar nuestros objetivos: ¿qué quiero conseguir? ¿Una vida equilibrada? ¿Una agenda sostenible? ¿Sentirme plena en mis diferentes facetas? ¿Ser eficaz en mi trabajo? ¿Formarme a la vez que trabajo? ¿Nutrir a mi familia, no solo con lo material sino también emocionalmente? ¿Cuidarme un poco mejor? ¿Sentirme bien?
Una vez tienes claro tus objetivos, piensa si lo que haces te acerca o te aleja de ellos.
Es posible que frente a esta lista de ejemplos que he puesto, descubras que pretender exprimir un fin de semana para hacer todo lo pendiente no suponga dar pasos hacia donde quieres estar.
Entonces, ¿qué puedes hacer para no mantener este hábito que está boicoteando tus grandes y buenos propósitos?
Al principio puedes recurrir a agendar, dentro del fin de semana, lo que realmente quieres que ocurra en este tiempo, en relación con tu descanso o tu capacidad para estar presente.
Yo descubrí hace poco que para no convertir el fin de semana en una prolongación de mi agenda de tareas incompletas, necesitaba darle un sentido de ‘nutrición’ al mismo. Sabía que iba a querer hacer cosas. Que además de limpiar, recoger, ordenar, ocuparme de la logística de mi casa, de atender a las posibles citas sociales o familiares, a pasar tiempo con mis hijos, a cocinar, y por supuestísimo, a tejer o crochetear, iba a tener el impulso de pensar en mis proyectos vocacionales, a lo que quiero hacer con mi vida, a cómo quiero seguir creciendo en estas actividades que son mi verdadera pasión y para las que siempre me falta tiempo porque invertiría en ellas todo lo que pudiese, si pudiese lograr días de 48 horas…
Entonces me di cuenta de que el fin de semana necesitaba nutrirme y llenarme, y que podría unir ambos deseos: ahora en el fin de semana dejo algún espacio para mis proyectos pero en forma de ‘aprendizaje’ o formación. Es en el fin de semana cuando me dejo algún ratito para leer apuntes, revisar textos de algún curso que hecho, inspirarme practicando alguna clase online de yoga con otros profes… como si fuese un alimento que le doy a mi parte “hambrienta” de seguir avanzando.
No me programo tareas atrasadas, ni trato de sacar hueco para todo lo que la semana laborable no ha podido asumir. Pero si veo que tengo una lista larga sobre estos puntos, los reviso para ver qué cambios puedo hacer en mi planificación de lunes a viernes para que sea más realista la próxima vez.
Por ejemplo, gracias a esta reflexión me he dado cuenta de que tengo tendencia a ir acumulando pequeñas tareas logísticas y de poca profundidad que se terminan por quedar atascadas en la agenda y gracias a darme cuenta he creado en mi agenda dos avances para lidiar con ello.
Y tú, ¿estás dispuest@ a que los fines de semana no sean la prórroga del partido?
Ya sabes la pregunta clave para que esto cobre forma: ¿cuánto de comprometida estás con ello para pasar a la acción? ¿Y cuál es tu plan de acción para lograrlo?