
Las creencias son afirmaciones sobre nosotros o sobre los demás acerca de cómo creemos que debe ser la realidad y resultado de evaluar aquello que observamos. Nuestras creencias sostienen y condicionan nuestro comportamiento, emociones y pensamientos. En ocasiones estas creencias son muy ‘nucleares’ y se convierten en la base de muchas de nuestras conductas. En este caso hablamos de ‘juicios maestros’, y el proceso por el cual los identificamos se convierte en uno de los pasos más importantes y sólidos que podemos dar hacia nuestro AUTOCONOCIMIENTO.
Puedes indagar tú mism@ sobre tus juicios maestros, los que dan forma a esas creencias esenciales que gobiernan tu vida. Basta con poner atención a esas situaciones que te hacen reaccionar de un modo intenso y tratar de dar voz o poner en palabras la idea que hay detrás:
- Las buenas madres se sacrifican
- Cuidarme mucho es egoísta
- Priorizar mi descanso es ser mala madre
- Si no puedo con esto seré una floja
- Tengo que ser mejor madre que la mía
- Tengo que cuidar de todos
- No puedo fallar
- Tengo que ser el/la mejor
En el libro ‘Ontología del lenguaje’, de Rafael Echeverría (padre del coaching ontológico) encontramos una fórmula eficaz para confrontar los juicios, de manera que podamos comprobar si ese juicio o creencia en la que basamos parte de nuestro comportamiento o actitud se sostiene o no.
Ya sabes que el coaching funciona mediante preguntas, así que te dejo aquí las preguntas con las que puedes poner en jaque a tus juicios (recuerda que si son juicios maestros estamos hablando de ‘creencias’) y no dejarte arrastrar por una verdad que muchas veces ha estado ahí, latente, sosteniéndote, y ayudándote quizás a llegar a donde estás hoy pero en este momento ya no te está ayudando a avanzar hacia donde quieres estar.
1º) Pregúntate ¿PARA QUÉ TE SIRVE este juicio?
2º) Establece un estándar: ¿CON QUÉ LO COMPARAMOS?
3º) Delimita el ámbito en el que sirve o es válido
4º) ¿En QUÉ TE BASAS para decir esto?
5º) Prueba a ver si es válido el JUICIO CONTRARIO.
VEAMOS UN EJEMPLO: cojamos uno de los que nos solemos rpetir cuando estamos cuando he estado desbordadas/os y no hemos descansado: “No puedo fallar”
1º) ¿Para qué me sirve este juicio?
Quizás para verme valiosa, útil y por tanto, necesaria. ( Y esto es útil para mí porque tengo aún muy asociado el valor al afecto que merezco: ser necesaria para ser querida)
2º) Con qué lo comparo para tener un estándar:
¿No fallar en qué?¿No fallar cuándo? ¿esta semana? ¿No fallar nunca?¿No fallar como madre? ¿Y qué es “fallar” en este contexto? ¿Quién mide lo que es un fallo aquí?
3º) En qué ámbito:
¿No fallar como madre? ¿No fallar a mis hijos? ¿A mi pareja? ¿Ante los demás? ¿Ante mí misma? ¿Ante el listón que yo me he marcado?
4º) Afirmaciones que lo sustentan:
Quizás hay afirmaciones o argumentos que sostengan este juicio (aquí es donde más fácilmente vamos desmontando los juicios que no son fundados): “si les quiero no les voy a fallar” (¿es cierto? ¿No puedo equivocarme aunque les quiera mucho?), “tengo el conocimiento y la capacidad para no fallar” (¿es que con todos esos recursos el fallo no es posible? ¿es solo cuestión de capacidad? ¿todos los factores son controlables?).
5º) Podemos analizar el juicio contrario y ver qué afirmaciones lo sostienen:
“PUEDO FALLAR”. Aquí yo creo que se ve muy bien… ¿Puedo fallar? … Yo diría que sí. Como ser humano, como madre, como persona en un momento de tener mucha carga… ¡¿Cómo no voy a poder fallar!? Qué le responderías ante esto a una amiga…
Bueno, pues este ejercicio que así detallado queda un poco forzado y poco natural es una de las grandes tareas que realizamos en una conversación de COACHING: desmontar los juicios y creencias que no están fundados para que la persona pueda ver más allá de ese mandato o esa afirmación sobre la que está construyendo buena parte de sus pensamientos, acciones y emociones.
Te animo a que abras un poquito la atención a tus juicios y trates de desmontarlos y confrontarlos para no estar prisionera/o de ellos.
Y si te apetece seguir tirando de este hilo para descubrir qué se oculta detrás de tus juicios más resistentes, el COACHING PERSONAL es una maravillosa herramienta para regalarte un aprendizaje que te acompañará el resto de tu vida.